El 28 de junio de 1976, una expedición de seis alpinistas partió para hacer cumbre en el Gran Vignemale, un pico situado a más de tres mil metros de altitud. Durante la expedición, tres alpinistas cayeron de una pared y sus cuerpos quedaron irreconocibles. Uno de los expedicionarios era Sebastián, el único hermano vivo del abuelo del autor. Sebastián, que junto con Fernando Terradillos y José Luis Orbegozo formaban parte de la misma cordada, fueron arrastrados, a 15 metros de la cumbre, por una gran roca que los arrastró a los tres al vacío.
La familia paterna del autor es del Goierri (País Vasco) y es donde Sebastián pasó la mayor parte de su vida y donde practicó el alpinismo con su hermano José, el abuelo.
La memoria es la presencia viva de algo que ya no está, en este proyecto se cuestiona la identidad y la pertenencia a un territorio mental y geográfico, centrándose en el paisaje. Siempre ha tenido un vínculo negativo con este paisaje, posiblemente por esta razón. Más allá de documentar la comarca del Goierri, este trabajo nos lleva a lo más profundo de nuestro ser, vinculando a través de la fotografía el vacío de los recuerdos.
Un viaje a los orígenes, adentrándonos en el onírico paisaje vasco formado por sus historias, familias, leyendas y sentimientos, muchos de ellos confusos y fragmentados, que han hecho de este lugar un espacio mágico y único. Recuperando la historia de Sebastián, enlazando así familia, archivo, fotografía y memoria a través del legado de su hermano y sobrino. Aunque nunca pudo conocerle, los archivos y el paisaje al que perteneció han generado raíces y nuevas narrativas que derivan en este trabajo.
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